
Autor: Vivian Lucía Rivera Marroquín
Con tus verdes y suaves pastos me haces descansar,
Sola, firme y colorida
Llenas de luz y belleza mi vida,
En esta noche reflexiva, no hago más que pensar en ti, amada mía,
Mi fiel amiga, mi hogar eterno,
Hoy vengo humildemente a dedicarte estos versos, que llenan de júbilo mi corazón,
Principalmente quiero agradecerte madre tierra, todo lo que haces por esta tu hija imperfecta y única,
Al mismo tiempo, madre tierra, que lucharé por honrarte y cuidarte hasta el final de mis días,
Esperando que con mi presencia en tu vida, sigas regalándote la oportunidad de asombrar los ojos de todos,
Te pido perdón, madre tierra, por aquellos hijos tuyos que te han traicionado y dañado de infinitas formas,
Al mismo tiempo que agradezco que tus brazos me cobijan y le dan un hogar hermoso a esta mortal y simple persona,
Con mi corazón en la mano, espero que sigas progresando y luches cada día por sostener esta realidad en la que los humanos, tus hijos, habitamos,
Gracias te doy por tu agua cristalina y por tus frutos que me alimentan y me dan fuerzas y energía, para seguir admirándote cada segundo del día
Gracias por las bellas aves, que con sus canciones y sus colores,
Endulzan incansablemente los ojos y oídos de los que en ti hemos encontrado refugio,
Gracias por las incontables flores, que con sus colores y aromas,
Llenan de deliciosos perfumes la realidad vacía
Por último, también quiero agradecer, madre tierra que me permitas día con día darme cuenta que sigo viva,
Gracias por que me permites verte cambiando con las estaciones, que con sus características muy personales, permiten que nos demos cuenta que nosotros también cambiamos cada instante del día,
Para observar con admiración, las criaturas tan variadas, que al igual que yo te utilizan como su guarida,
Desde que nacen hasta el último suspiro de sus días