El museo en la casona de Pueblo Viejo

Autor: Vivian Lucía Rivera Marroquín

Era un 30 de octubre como cualquier otro. Esmeralda y Josué ayudaban a sus padres a preparar el fiambre y las torrejas para la celebración del día de todos los santos, que todos los años se celebraba en el parque de Pueblo Viejo.

Después de un rato a Josué se le ocurrió preguntar —Mamá ya me aburrí ¿Puedo salir un rato al jardín?

—Bueno, aprovechando que todavía no es tarde, puedes ir pero te llevas a tu hermana y se regresan en cuanto empiece a anochecer.—

—Está bien, volvemos rápido.

Entre juego y juego Esmeralda y Josué empezaron a contar historias de terror, cosa que siempre hacían entre ellos. Pero este día, llegaron a la más misteriosa leyenda del pueblo “La historia del museo de la casona de Pueblo Viejo.”

— Cuenta la leyenda que hace muchos años, vivía en pueblo viejo la familia Hidalgo.

Esta familia tenían varias haciendas de ganado y fábricas de tela, aunque los vecinos no los conocían muy bien, ya que eran tan reservados y codiciosos que se creía que embrujaron todas sus posesiones para que quien intentara robar en sus tierras, se convertiría en un monstruo de piedra y quedaría condenado a custodiar el lugar.

Con el pasar del tiempo se llegó una guerra civil que arrasó con el pueblo Viejo y los Hidalgo desaparecieron misteriosamente.

Muchas son las hipótesis que se manejan de lo que sucedió con esa familia, pero lo único que se puede comprobar es que nadie sabe dónde están los Hidalgo.

Con los años, cuando la guerra terminó y todo pueblo viejo volvió a la normalidad, la casona de los Hidalgo se convirtió en un museo, el cual lamentablemente tuvieron que cerrar por que, según cuentan, comenzaron a escucharse y verse cosas extrañas.

—Ay ya, qué aburrida esa historia, parece sacada de esas películas de Hollywood— dice Esmeralda, mientras Josué termina de contar.

— A ver, ya que eres tan valiente, te reto a que mañana vayamos al viejo museo, a la media noche y veamos lo que hay adentro.

— Ay si típico, a medianoche igual que en las películas—

—Bueno, si no te atreves, no vas, yo en cambio si quiero ir a ver qué me llevo de ahí —

— Dicen que hay un tesoro escondido y yo quiero aprovecharlo—

— Mmm, está bien , pero hagámoslo interesante, mejor quedémonos ahí toda la noche y el primero que salga corriendo de miedo, tiene que hacer las tareas del otro por un mes—

—Trato hecho, así cuando salgas corriendo, te va a tocar que lavar hasta mis calzones, jajaja—

—Yo que tú, mi estimado Josué , no estaría tan segura que voy a ganar , o tengo que recordarte lo que pasó la última vez que vimos la película de aquel bosque tétrico

—Bueno ya, sin golpes bajos, además ya te dije que cuando me viste el ojo me lloraba por que me entró polvo—

— Jajaja, esa ni tu te la crees, pero está bien, me guardaré mis comentarios para cuando gane la apuesta—

—Ahora, solo tenemos un problema, ¿Qué le decimos a nuestros papás? Porque no creo que nos vayan a dejar salir a medianoche—

—No te hagas la inocente Esmeralda, eso es lo más fácil, simplemente le decimos que vamos a tener una fiesta con algunos amigos y ya, por ejemplo, tu dices que vas a casa de Mariana y digo que voy con Diego.

—Mjm, y casualmente los dos vamos a salir, eso no va a funcionar, mejor hay que decirles que vamos a ver películas con Martín, total, él siempre hace eso para estas fechas—

—Buena idea, así van a creer que vamos a estar solos, pero te aviso que entonces vamos a tener que llevarnos a Martín, porque si nuestros papás llaman a su casa y nos descubren, ya nos llevó la tristeza—

— Está bien, por mi mejor, así Martín nos ayuda a forzar el candado para entrar, él sabe de estas cosas—

— Bueno, entonces quedamos que mañana vamos por Martín y entramos a la casa.

A la mañana siguiente, Josué se encargó de ir a hablar con Martín y convencerlo de ir con ellos al museo.

— Qué onda Martín, vengo a verte porque quiero proponerte una aventura interesante

— Qué onda Josué, ¿Ahora qué tienes en la cabeza?

— Es que Esmeralda y yo queremos ver qué hay en el museo viejo y quedarnos ahí toda la noche—

— ¿El de la casa Hidalgo? !Ni loco!

!Qué no saben que esa casa está maldita¡

—Ay Martín, no seas miedoso, esas puras leyendas hombre, dan más miedo las películas que tanto te gusta ver—

— Es diferente, las películas son falsas, esto es la vida real, o qué ¿Se quieren arriesgar a quedarse atrapados adentro con quién sabe qué cosas?

— yo ni loco voy, no quiero que me maten

—Martín, estamos hablando de una vieja casa nada más, mira ahí hasta podemos aprovechar para hacerle bromas a Esmeralda ¿Acaso no quieres desquitarte del susto del año pasado?

—Bueno, está bien, voy con ustedes, pero si hay algo, me voy y ustedes se quedan a su suerte—

— No va a pasar nada, no seas cobarde—

El día fue pasando, y cuando se empezó a ocultar el sol, Esmeralda y Josué fueron por Martín y se fueron directo al museo, que estaba justo enfrente del parque.

En cuanto llegaron, Martín empezó a intentar abrir el candado de la puerta principal, tratando de disimular un poco para que no los descubrieran.

Después de muchos intentos, el candado de la puerta se abrió pero antes que alguno de los jóvenes se atreviera a entrar, abrió la puerta una mujer muy delgada, con cabello castaño y un vestido negro que le cubría desde el cuello hasta los pies y les dijo con un tono tétrico «Buenas noches, bienvenidos a la casa de la familia Hidalgo, soy Irma, el ama de llaves ¿Gustan pasar adelante?”

En cuanto vieron a la mujer los 3 comenzaron a temblar tanto que casi no podían caminar.

Al momento que lograron entrar comenzaron a admirar la enorme mansión, con muchas pinturas y demás cosas valiosas, que se veían un poco descuidadas por el tiempo pero aún conservaban mucho de su esplendor original.

A pesar de las pinturas hermosas aún se podía sentir un ambiente tan inquietante que comenzó a asustar a Esmeralda, al punto que le dieron ganas de salir corriendo, pero después de voltear a ver a todos lados, se dio cuenta de que la puerta donde habían entrado ya no estaba, cosa que la asustó aún más.

—Eem, Josué o Martín, ¿Alguno de ustedes se dio cuenta de que la puerta ya no está?

—Ay Esmeralda, dijo Josué con tono burlón, no me digas que ya estás pensando en irte, acuérdate que si te vas antes de medianoche pierdes la apuesta.

No, no es eso, es que en serio no puedo ver nada de lo que dejamos atrás. De verdad.

Tranquila Esmeralda, respondió Martín, vas a ver que por la mañana vas a poder salir fácilmente de aquí, además yo estoy con ustedes, si te da miedo yo te cuido.

Después de esta breve conversación, los jóvenes se dieron cuenta de que la mujer que supuestamente los guiaba se había ido, dejándolos dentro de una habitación oscura donde ni siquiera con linternas se podía ver nada.

— Ahora si me dio miedo, dijo Josué, mientras le temblaban las piernas como gelatina, hay que irnos de aquí, no vaya a ser nos hagan ceviche.

Hay que buscar la salida, creo que tiene que estar atrás de nosotros, dijo Martín.

Pues, aquí hay una puerta respondió Esmeralda, lo malo es que no se abre, hay que encontrar la llave.

Hay mamá, de haberme imaginado que esto se pondría feo, mejor no hubiera entrado, dice Josué, mientras empieza a sudar del miedo

Ahora no es tiempo de llorar de miedo, responde Martín.

Mientras se apresuraban a encontrar la llave comenzaron a escuchar a un niño gritar ¡Ayuda! ¡Me quieren matar! ¡No puedo salir!

!¿Quièn dijo eso?¡ gritó Esmeralda

No sé, pero se escuchó por aquí, respondió Martín.

Los muchachos empezaron a buscar en la habitación, cuando de pronto se toparon con un closet gigante

Martín, que estaba más cerca abrió la puerta del closet con una palanca que llevaba entre sus cosas y de pronto vieron a un niño, más o menos de unos 8 o 9 años.

!Rápido, sáquenme de aquí! !La bruja fea me quiere matar! Gritó el niño desesperadamente

Tranquilo, nosotros te sacaremos.

!Ayuda! !Quiero a mi mami!

!Cálmate niño! Grita Martín desesperado

!Martín! Tranquilo mano, ni que nunca hubieras visto un niño asustado, lo vas a asustar más. Dice Josué mientras trata de terminar de romper la puerta del closet.

Gracias, dice el niño, mientras desaparece de la habitación.

!aaaahhhh!! !Ese niño desapareció!!!! Grita Esmeralda, mientras trata de salir corriendo.

!No me importa que me molesten por miedoso, yo me voy a mi casita !! Dice Martín

!Yo también, no me importa la maldita apuesta! !Esmeralda, por mi ya ganaste !

De pronto, cada uno trató de salir corriendo en diferentes direcciones, lo que provocó que cada uno chocara con diferentes cosas, primero, Esmeralda chocó con una silla de ruedas que parecía de madera, luego Josué chocó con un espejo y lo rompió, al final Martín chocó con una mesa de madera y se topó con que encima de esta, había una llave pequeña.

!Rápido! ! Hay que salir volados de aquí! Gritó Martín.

Esmeralda, aún temblando del miedo por el fantasma, tomó la llave e intentó muchas veces abrir la puerta pero con tanto movimiento, esta se le caía, hasta que dentro del pánico, le dio la llave a su hermano y él si logró abrir.

Los 3 adolescentes, salieron corriendo pero como ninguno podía ver nada, en medio de su propia histeria, se separaron y terminaron encerrados en habitaciones diferentes.

En cada habitación, se escuchaban voces de diferentes personas.

Esmeralda se encontraba en la cocina, o al menos eso parecía.

Ahí se encontró con Leonora, la señora Hidalgo.

— Buenas tardes, distinguida señorita, soy la señora Leonora Martina Hidalgo de la Flor, dueña y señora de esta gloriosa mansión, ahora dígame ¿Quién es usted? ¿Quién la dejó entrar?

—Soy Esmeralda, disculpe si la incomodé, solo quería salir de aquí. Responde Esmeralda, con voz temblorosa y muy asustada.

—Gusto en conocerla señorita, lamento informarle que las personas que han logrado entrar, nunca logran salir, a menos que…..

—¿A menos que qué?

—No puedo hablar más, la bruja me puede escuchar, apresúrese señorita, si no logran salir antes de la salida del sol, van a quedarse aquí para siempre.

—!Para siempre¡ No puede ser, tengo que encontrar a Josué y Martín, nosotros no pertenecemos aquí.

Después de esta charla, Leonora desapareció frente a los ojos de Esmeralda.

Mientras Esmeralda trataba de escapar de la cocina, Josué aparece encerrado en la biblioteca de la mansión, cuando de pronto aparece Guillermo, que según parece es el mayordomo de los Hidalgo.

— Buena noche caballero, soy Guillermo Alves, mayordomo de la familia Hidalgo, ¿Desea que le sirva un té?

—!Aaaaaa¡ ¿De dónde salió usted? ¿Cómo entró?

—Siempre he estado aquí, solo que no hago ruido, ¿Quién es usted?

—Soy Josué, estaba buscando la salida de aquí.

—Me temo, joven Josué, que me es imposible ayudarle con esa tarea, usualmente quien quiera que entre, nunca sale—

—No puede ser, !Necesito salir de aquí¡

Con el pasar del tiempo, el miedo de los jóvenes aumenta, hasta que de pronto, los 3 lograron encontrar una palanca misteriosa en cada habitación que al moverla los condujo por un pasaje oscuro que terminaba en un túnel.

Dentro de este, encontraron a don Felipe Hidalgo, jefe de la familia y dueño y señor de la mansión Hidalgo.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren aquí?

—No venimos a incomodar señor, yo soy Martín y ellos son mis primos Josué y Esmeralda, quedamos encerrados en la casa y solo buscamos salir.

—Pues, me temo, que eso será imposible, ninguno de los que entran a esta casa logran salir, a menos que logren derrotar a la bruja.

—Y ¿Cómo derrotamos a la bruja? Si no es mucha indiscreción. Pregunta Esmeralda, mientras trata de no desmayarse de tanto miedo.

—Verán jóvenes, hace muchos años, mis padres y yo venimos y construimos una enorme hacienda ganadera, al poco tiempo conocí a Leonora y la desposé.

Por varios años logramos vivir tranquilos y felices, hasta que nació nuestro único hijo, le llamamos Alfredo.

Él era un niño tranquilo y feliz hasta que a los 5 años se contagió de una terrible enfermedad que le quitó la movilidad de las piernas.

Pasamos meses tratando de ver qué le sucedía y tratamos de encontrar la cura con muchos médicos de diferentes ciudades, hasta que, cuando ya habíamos agotado toda esperanza, apareció la bruja.

En vida nos dijo que se llamaba Norma y que con sus poderes podría devolverle la salud a Alfredo, pero con el pasar de las semanas, nuestro niño seguía empeorando, debilitándose cada vez más, hasta que llegamos al punto de prescindir de los servicios de esta bruja, ya que nos dimos cuenta que ella no lograría nada.

Fue entonces que la bruja, furiosa por dejar de recibir dinero de nosotros, nos lanzó una maldición que haría que perdiéramos todo y que cuando muriéramos, quedaríamos encerrados en la hacienda para siempre, a menos que 3 almas jóvenes, pertenecientes al mundo real, lograran encontrar a la bruja y vencerla en un duelo.

Al principio no sucedió nada extraño, pero con el paso de los días, comenzó la desgracia.

Además de la haciendo, habíamos logrado construir varias fábricas de telas finas, pero a raíz de la maldición, todo se vino abajo.

Las telas dejaron de venderse, nuestros empleados se fueron, pero lo peor fue que todos los animales de la hacienda, murieron de la noche a la mañana, según dicen aquejados de la enfermedad de la rabia.

Luego, con la llegada de la guerra civil, nosotros decidimos escondernos en la hacienda.

Un día llegó a nosotros una señora, con un vestido muy recatado y negro, nos dijo que poco tiempo antes unos soldados habían asesinado a su hijo, y ella necesitaba trabajo, que no pedía dinero, sólo pedía que le diéramos un lugar seguro para resguardarse de la guerra y a cambio ella se podía encargar de cocinar, limpiar la casa y sobre todo, cuidar de nuestro pequeño, que en en ese entonces ya tenía 7 años.

Primero, al igual que todo lo demás, la presencia de la señora no nos pareció mala, hasta que, descubrimos que la misteriosa señora era la misma bruja que nos hechizó, tristemente lo descubrimos el día en que nos mató envenenando nuestra comida.

Desde ese entonces, mi familia y yo quedamos prisioneros en la casa y esperamos a que un grupo de jóvenes entre a la casa para rescatarnos de la bruja.

Pero cuidado, ya que la bruja es muy traicionera y si logra vencerlos, sus almas quedarán prisioneras junto con nosotros, hasta el fin de los tiempos.

Pero, nosotros no tenemos poderes, dijo Martín.

Además, ¿Cómo vamos a encontrar a la bruja si no sabemos cómo es?

Eso es lo más fácil, la bruja es la señora que los recibió en cuanto entraron.

¿El ama de llaves? ¿La que nos empezó a dar el recorrido por la casa?

Si, esa misma, hace esto con los vivos para perderlos dentro de la casa y así lograr dejarlos prisioneros.

Ok, yo safo, dijo Josué, yo no quiero que la bruja me haga chicharrón.

Pues, no es aquello que tengamos opción primo, si no la enfrentamos, nosotros también vamos a quedarnos aquí para siempre, responde Martín.

Pues, a mi me da miedo, pero… creo que podemos vencerla con algo de inteligencia, lo único es que necesito que todos se apeguen a mi plan.

Recuerdo que la bruja tenía un extraño collar, con un reloj de arena colgando, creo que si se lo quitamos podemos derrotarla, o al menos distraerla el tiempo suficiente para poder matarla.

¿Esmeralda, no estás hablando en serio? ¿Verdad prima? Eso es peligroso, además no creo que esa doña sea tan tonta como para darnos el dichoso collar solo por que si.

Pues no, pero algo tenemos que hacer, ya sé que no va a ser fácil como un examen de inglés, pero necesitamos salir, yo no quiero volverme un gasparín en esta casa.

Ok, empecemos, primero Josué, necesito que te inventes uno de tus trucos para atraer a la bruja, luego Martín la amarra en un lugar y yo le quito el collar por la espalda, según creo tenemos casi la misma estatura así que no será difícil.

!Momento¡ ¿Desde cuándo yo tengo que ser carnada para brujas malas y feas? Reniega Josué.

Desde, querido hermano que fue tu idea entrar en esta casa en primer lugar. Además tu eres el único de todos que sabe hacer trucos de magia.

No vas a dejarme en paz con esto ¿Verdad?

Sólo colabora Josué, si no trabajamos juntos, no saldremos de esta casa, responde Martín.

Bueno, deséenme suerte, voy a ir a buscarla.

Después de unos minutos caminando por la oscura casa, Josué logra encontrar a la bruja, la cual extrañamente estaba cerca de la puerta.

—Buenas noches señorita, soy el gran mago, Josué el maravilloso, ¿Le gustaría ver alguna demostración de mis increíbles poderes?

—Bueno, bueno, con que crees que tienes poderes, ¿Veamos si eres al menos la mitad de sorprendente que yo?

—Mi estimada dama, ante sus ojos, haré que aparezcan, !Unas hermosas flores¡ pero primero, quiero probar si es realmente digna del regalo de la magia, la prueba consiste en que yo me desaparezco y usted, mi estimada dama, me encuentra.

— ¡Jajaja! A ver, intentemos.

—Para esta prueba, necesito que cierre sus ojos y cuente a 5.

—Bien, le daré la oportunidad, pero en cuanto lo encuentre, ¡Me lo comeré!

En cuanto la bruja cierra los ojos, Josué le tira un vaso de agua a la cara y sale corriendo a la biblioteca que era el lugar más cercano.

Justo después de que Josué entrara corriendo, el mayordomo de la casa lo escondió en una estantería cerca de la puerta, y en cuanto la bruja entró, Martín entró, cerró la puerta y de un golpe, la aturdió para ayudar a Esmeralda.

Cuando Martín y Josué lograron domar a la bruja, Esmeralda rápidamente le quitó el collar.

!No¡ ¡Niños ineptos! ¡Denme mi collar! gritó la bruja

En cuanto la malvada bruja logró incorporarse, intentó lanzar un hechizo a los jóvenes, pero sus poderes desaparecieron.

!NOOO¡ ¡Mis poderes! ¡Qué han hecho!

Al ver esto, los jóvenes se apresuraron a salir y lograron escapar de la casa.

—!Lo logramos¡ !Estamos en casa¡

—Josué, tranquilo, ¿Si te acuerdas que nunca salimos del pueblo? ¿Verdad?

—Pues, yo no te culpo hermano, yo sentí que estuve encerrada por meses ahí, sólo me pregunto ¿Qué pasara con los Hidalgo?

—Mmm, me imagino que lograron descansar en paz. Al menos eso espero. Responde Martín.

En cuanto salieron, los jóvenes se dieron cuenta que había amanecido, así que los 3 se fueron juntos a la casa de Martín, donde lograron descansar y olvidar por un momento, lo que habían vivido.

Semanas después, apareció una joven, que decía ser descendiente directa de los Hidalgo y desde que llegó, se encargó de remodelar la gran mansión y reabrió el museo.

Así, tanto los pobladores como visitantes de otros lugares, conocieron la gloriosa historia de la familia Hidalgo.

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Publicado por Viviluc

Tengo 28 años, amo la música y escribir cuentos cortos y poemas.

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